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La imposición germana a una Unión Europea a la medida de su “Reich”

Resulta curioso observar cómo la UE, ese club al que muchos no acabamos de encontrar un claro beneficio –muchos hablan de una Europa unida de mercaderes en la que éstos sí que los obtienen-, reparte a discreción sus amenazas de expulsión o inclusión.

Sin entrar en el fondo de las razones o sinrazones de las reivindicaciones  nacionalistas, la posible independencia o secesión en el interior de ciertos Estados es quizás la cuestión que más escuece y provoca el anatema inmediato de la élite comunitaria. Así, recientemente se ha celebrado el referéndum de Escocia, un intento baldío de ésta por escaparse del secular dominio británico. A pesar del carácter absolutamente pacífico y democrático del evento, aceptado por los británicos y votado en libertad, las instituciones comunitarias no dudaron en anunciar previamente a la consulta, el inevitable ostracismo de una Escocia independiente. Ya la verdad es choca mucho esa actitud con la que los principales dirigentes europeos tienen hacia otro Estado como Ucrania, a quien tratan de englobar en la Unión a toda costa y casi como sea.

Dejando de nuevo al margen la valoración negativa que se pueda tener de Putin y de sus ansias imperialistas, o del exiliado ex presidente ucraniano (que, por cierto, fue elegido en la urnas en unas elecciones que nadie cuestionó), el llamado “euromaidan” acabó por desembocar en un genuino golpe de Estado. Y resulta muy paradójico que muchos olviden la activa participación en ese movimiento de grupos neonazis y de ultraderecha. No parece eso preocupar en la cúpula comunitaria, más atenta de impedir la “balcanización” del viejo continente. Pero, ese término se acuñó en la desmembración de los Balcanes, que fue, precisamente acelerada por obra y gracia del Estado más poderoso de la UE. Poco le importó entonces a Alemania la fragmentación europea por la fuerza, mientras reconocía de forma unilateral y apresurada a las nuevas naciones que surgían, en atención exclusiva a sus intereses (todavía no se han cerrado las brechas abierta con la cuestión latente de Kosovo).

Banderas de la UE y Alemania
Banderas de la UE y Alemania
Lo cierto es se demuestra cómo una vez más permanecemos ciegos al avance imparable del IV Reich, cimentado en la superioridad económica, en la presión insoportable de Merkel y sus ministros económicos. Tanto como lo estuvieron los líderes continentales ante el empuje militar del III Reich. Aquello se acabó por frustrar, a despecho de mucho sufrimiento y destrucción. ¿Seremos capaces ahora?
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